lunes, 19 de abril de 2010

Antibióticos urgentes

En el México de hoy, vivimos en un estado de inseguridad crítica. La sociedad se encuentra a diario con situaciones que ponen en peligro su integridad económica, física y moral; las autoridades se enfrentan con un grupo delictivo más numeroso, mejor capacitado y mejor pagado que ellos mismos; los criminales viven en un ambiente de impunidad y corrupción que les permite continuar funcionando a pesar de la sociedad y las autoridades.

Existen muchos factores que han desencadenado este problema: corrupción, intervención externa, falta de oportunidades y pobreza, entre muchos otros. Sin embargo, bajo mi punto de vista, el más importante es la desigualdad social del país. Quizá sea la verdadera causa no sólo de la delincuencia, sino también, de las demás causas.

Ahora bien, ¿cómo se podría combatir la delincuencia, cuando existe tanta corrupción tan impregnada en la gente, la sociedad, la autoridad; cuando hay tierras perdidas como Ciudad Juárez, Tampico o Lázaro Cárdenas; cuando hay un estado de sitio constante en todo el país y su “guerra contra el narcotráfico”? ¿Cómo combatir una enfermedad cuando tiene tantos síntomas? ¡Atacando directamente la causa! El mejor remedio para una infección no es un analgésico, sino un antibiótico.

Ahora, la duda es cómo atacar la desigualdad, cuando existen más de 10 millones de mexicanos muriendo de hambre, 50 millones de mexicanos pobres, la diferencia entre los ingresos del 10% más pobre del país y el 10% más rico, más grande del mundo y unas autoridades que más parecen réferis de lucha libre, castigando las faltas de los técnicos que viven en la ley y solapando a los rudos delincuentes.

Es fácil ciclarse en pensar qué se ha hecho mal y enfocarse en la manera de atacar eso que es incorrecto. Sin embargo, una alternativa es ver qué se hace bien y, con base en ello, canalizar los esfuerzos hacia esa gran enfermedad.

Alrededor de 92% de los niños en edad escolar, asisten a la escuela. Si ese 92% saliera con una expectativa mejor, para encontrar un trabajo que les brinde el ingreso igual al que recibirían dedicándose a la delincuencia, seguramente no se dedicarían a ella. La educación y la cultura permiten tener juicio para discernir entre las buenas y las malas ideas y para tomar decisiones correctas.

Si se le da una mayor atención a esas posibilidades y se enfocan los esfuerzos para lograr que la gente estudiara en un sistema más integral, profundo y de calidad, se diera seguimiento y se destinara algo de los recursos que se invierten en comprar paracetamol contra los síntomas para comprar antibióticos, los resultados serían más completos, mejores y a más largo plazo.

El sistema educativo debe garantizar una formación, además de una educación. Con una formación de calidad se aspiraría a un México mejor, más seguro y libre. Con maestros más capacitados, mejor pagados y con mejores herramientas, se tendría más calidad en la enseñanza. Con una educación completa, se tendrían profesionistas más completos, también.

No hay que temer a la obligatoriedad. La educación básica es obligatoria desde la Constitución de 1917 y se promovió desde los años 20. Estas actividades han rendido los frutos estadísticos que se presentan previamente. Si se hiciera obligatoria la educación media superior y superior, se invirtiera en ella y se mejorara el sistema en general, la sociedad entraría en una era de la cultura que permitiría aspirar a un bienestar mayor para México. No hay soluciones fáciles, ni a corto plazo. A corto plazo, México está perdido. Ni modo. Hay que aceptar esta realidad y trabajar a partir de ahí para lograr que se solucione aun dentro de algunos años.

Se debe buscar atacar la enfermedad, porque si compramos y tomamos mucho paracetamol, los síntomas no desaparecerán del todo y podemos terminar por dañar nuestro hígado.

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