jueves, 12 de marzo de 2009

Sierra


Hoy me estuve acordando de ti. Eres una persona muy especial, tanto por tu forma de ser como por tu aura simpática que invita a acercarse a ti. Recordé que te conocí una vez, fuera de una de las cocinas de tu edificio, en el cumpleaños de una persona desconocida de un país extraño. Te conocí justo cuando necesitaba conocerte.

De vez en cuando leo los mensajes que me has mandado, leo la carta que te escribí y no te di cuando te tuve cerca, veo tu fotografía, la fotografía del 6 de marzo del 2008, cuando supe que debía aprovechar cada instante a tu lado, porque serían muy pocos... y no lo hice. Recuerdo tu voz que escapaba por esa boca que llegué a admirar tanto por todas las maravillas que nacían de ella: tu sonrisa y tus palabras.

Eras perfecta en ese momento y, como todos los amores, platónicos o no, eres más perfecta ahora que estás lejos y no puedo tocarte. Me pregunto qué harás, dónde estarás y si en algún momento del día me recordarás.

Hoy que te pensé, me di cuenta de las tantas cosas buenas que aprendí de ti: Tomar muuucho Calimocho; sonreír siempre; los viajes a Dubai desde Dinamarca son asquerosamente largos; y, sobre todo, que siempre debo intentarlo... siempre, cuando exista la posibilidad, intentarlo, ya sea en Aalborg, en Ciudad Real o en Guadalajara... porque si no, me arrepentiré toda la vida por algo que pudo ser y no fue.

Y ahora, lo intentaré, porque me enseñaste a hacerlo. Te agradezco la experiencia y, como siempre, te agradezco el haber pasado por mi vida, aunque sea por un momento. Espero que seas feliz y que si, algún día, me doy una vuelta por Ciudad Real, me lleves a conocer todo el lugar. Ten por seguro que yo haré lo mismo contigo en Guadalajara.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Charla Casual...

Odio la charla casual. Es increíble lo malo que soy para platicar de cosas sin sentido. Soy prácticamente incapaz de generar una conversación que no tenga alguna implicación diferente a simplemente pasar el rato, continuar un diálogo de este tipo o evitar terminarlo sin querer con alguna frase como "así sucede" o "sí, tienes razón". He estado tratando de mejorar.

Me he puesto frente al espejo a imaginarme platicando con una chava de cosas banales.

- ¡Hola! ¿Cómo estás? Bonitos aretes los que traes puestos.
- Sí, me los regaló mi abuelita en mi último cumpleaños.
- Ah, ¿Sí?.... (mente en blanco esperando que le llegue una idea para continuar)... yyyy... nunca te los había visto puestos.
- Es que casi no nos vemos.
- Sí, tienes razón (DAMMIT!)

Y, luego, me pongo a pensar en la gran cantidad de maneras en que pude haber continuado con la plática, las miles de frases que pude haber dicho, las tantas y tantas veces en que me ha pasado lo mismo... Y, a veces lo consigo, para volver a la misma maldita frase "así sucede" con la que tantas pláticas se han cortado.

Es, también, mucho mejor cuando ellas ponen de su parte y la conversación tiene algún sentido: cuando charlan de política, de deportes, de cine, de música... y luego voy a meter la pata equivocándome con algún grupo que no conozco, mencionando un título de algún libro que no he terminado de leer (y que, coincidentemente es el favorito de ella) o corrigiendo algún dato del que estoy seguro.

En cuestión de platicar, apesto... Pero, creo que es un talento adquirido y espero pronto mejorar. Al menos he estado practicando mucho últimamente...

lunes, 2 de marzo de 2009

Seis grados

Es interesante lo pequeño que es el mundo. Más aún, si llamamos "mundo" a un pequeño grupo de personas que conocemos. ¿Por qué lo digo? Bueno, sucede que, habiendo agregado a una chava totalmente desconocida para mí a mi Facebook (ok, soy hombre, no puedo evitarlo), decidí saber quién era. Las fotografías no tenían nada que ver conmigo, aunque existen algunas de Guadalajara. Esta señorita tenía más edad que yo, estaba en diferente network y no estaba unida a los mismos grupos. Incluso, como ciudad actual tiene otro lugar del país, adonde nunca he ido.

Recurrí a la siguiente opción: ver los amigos en común. Teníamos cinco de ellos. Dos mujeres, tres hombres. De todos ellos, hay muchas combinaciones entre los que viven en la misma ciudad, los que estudian en la misma universidad, los que trabajan en la misma empresa y, al parecer sólo dos, se conocen entre sí. "¡Qué pequeño es el mundo!", pensé. Luego me di cuenta de que sólo estaba hablando de mis amigos como si fueran todo el mundo. Me reí, alcancé a recapacitar que no era tan dramático como pensaba y le envié un mensajito.

Interesante, ahora que me agregó gente de Venezuela y Singapur =S....