jueves, 17 de junio de 2010

Esférico 2010

Parte I- El Proceso (La Selección Mexicana rumbo a la copa del mundo de 2010)

Siempre he externado mi preferencia por Ricardo LaVolpe como el seleccionador que mejor ha entrenado a México. Si bien es antipático con la prensa, gritón, fumador y arrogante, no le recuerdo a la Selección Mexicana un mejor partido que el México-Argentina de la Copa Confederaciones 2005. Además, neutralizó al Brasil de Ronaldinho, Dida y Adriano en esa misma copa, estuvo muy cerca de llegar a la final y, en el partido por el tercer lugar, le jugó al tú por tú a una Alemania anfitriona y que, a base de fuerza física, acabó venciendo a México. Durante su gestión al frente del Tri, se catapultaron a la fama nombres como Carlos Salcido, Ricardo Osorio, Pável Pardo, Guillermo Franco y hasta el mismísimo Kikín Fonseca, quienes jugaron en Europa (o siguen haciéndolo), gracias a tremendas actuaciones con la verde.

Por esto, me parecieron incorrectos, poco éticos y hasta corrientes los comentarios que se vertieron hacia él días antes de jugar el mundial de Alemania, puesto que iban dirigidos hacia su persona, no hacia su trabajo, y enrarecieron el ambiente en torno a una Selección que prometía mucho y que, desafortunadamente, cumplió a medias.

El principal causante (y autor) de muchos de esos comentarios fue el pentapichichi Hugo Sánchez, considerado el mejor jugador mexicano de todos los tiempos. En ese tiempo había dirigido a los Pumas de la UNAM y estaba sin empleo, pero eso no le impedía mantener su política de romper con un principio ético de nunca hablar mal de un compañero de profesión. Lo hacía sin escrúpulos y le hacía ver mal como persona.

Lo peor del asunto fue que la Federación Mexicana de Futbol premió sus insultos con la Dirección Técnica del Tri. Sus tarjetas incluían haber sido el entrenador del único equipo bicampeón en torneos cortos. No tenía un estilo de juego, de entrenamiento y, con base en críticas, llegó a la selección en el momento en que más sólida se veía.

Desafortunadamente para él, y para todos, los fracasos no tardaron en llegar. Primero, la Copa de Oro 2007 no se ganó. Tan importante fue esa derrota en la final contra EEUU, que México perdió el derecho de disputar la Copa Confederaciones 2009 en Sudáfrica. Después, vino una Copa América engañosa, en la cual se ganó el tercer lugar. Fue engañosa, porque se jugó con una base de jugadores de un Pachuca que venían enrachados, fuertes y casi invencibles. De ahí en adelante, todo se derrumbó.

Se perdió en 2008 el derecho a participar en los Juegos Olímpicos de Pekín en una de las peores exhibiciones de pobreza futbolística en la Selección del siglo actual. Esa fue la última actuación oficial con Hugo Sánchez Márquez de entrenador. Con ello, llegó a su final una de las eras más oscuras del Tri, donde se hablaba menos de sus jugadores y más de su director técnico, debido a su habladuría, falta de conocimiento de la teoría del juego y, por sobre todas las cosas, su falta de resultados.

Llegó un interinato por parte del único entrenador que le ha dado alguna satisfacción a la afición mexicana, muy parecida a la del Atlas, pero que tocaremos en su momento: Jesús Ramírez. 'Chucho' había llevado a la selección infantil a ganar el único mundial que se ha obtenido en cualquier categoría. En Perú, una selección de la que sobreviven sólo algunos nombres, venció con autoridad a Brasil 3-0. Antes de partir, 'Chucho' dijo a los medios "vamos a ganar este mundial"... y cumplió.

Dirigió a la selección mayor sólo algunos partidos, con resultados buenos, para dar paso a la llegada del sueco Sven-Goran Eriksson. Los resultados con este director técnico de renombre mundial, innumerables satisfacciones para equipos europeos y dos ciclos mundialistas con Inglaterra, no fueron mejores que con Hugo. De hecho, podría decirse que fueron peores.

Sven nos tuvo a todos torcidos e infartados en el partido contra Honduras, donde se perdió con un golazo de Ricardo Osorio, en un juego para el olvido donde expulsaron a Carlos Vela y con una imagen infame de Oswaldo Sánchez pidiéndole a los hondureños que le bajaran al ritmo. Esa selección no traía nada de nada.

El gusto de entrenar a un equipo como México, con una afición tan entregada, le duró poco al sueco, pues no pudo ni siquiera cerrar el hexagonal final de la CONCACAF. Salió con más pena que gloria. Los medios le atribuyen el fracaso a lo que ellos llaman "desconocimiento de la idiosincracia del mexicano". Esa frase tan repetida oculta su verdadero problema: el futbol lo ha rebasado. Así como le ha sucedido a muchos técnicos dentro de la liga doméstica -como es el caso de Luis Fernando Tena-, Eriksson no ha evolucionado y no pudo llevar a un Inglaterra con jugadores de la talla de Wayne Rooney, David Beckham, Michael Owen, Steven Gerrard y John Terry a instancias decisivas del mundial.

Javier Aguirre llegó para calmar las aguas. Como la gran esperanza, el 'Vasco' guió a México a la calificación al mundial y a una concentración larguísima con juegos interesantes como los duelos contra Holanda, Inglaterra e Italia.

El mundial ya comenzó y el "proceso" ya concluyó. Es tiempo de mostrar si tanto cambio de técnico no ha afectado a la que quizá sea la mejor selección mexicana de todos los tiempos.

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