viernes, 8 de enero de 2010

Es que esta vida

Que me hunda en este río congelado,
que me tomen y me tiren y me cuelguen
del mástil más alto
o del paredón más baleado.

Que me parta en dos una sonrisa,
que me canten y me ensordezcan
a gritos destrozados,
a tumbos de animal rengo,
a suelos fracturados como gotas
del rocío pasajero de diciembre.

Que me cieguen como a Borges,
que me saquen los ojos y los quemen,
que los rompan
y también mis oídos;
que me dejen ciego y sordo y loco,
que me encierren para siempre
como un demente venido a menos
como soldado que ha huído,
como carnada que se han comido.

Que me tomen del cuello
y a bofetadas me manden a otro mundo,
que me borren cualquier recuerdo,
que me saquen cualquier imagen,
que sea para siempre,
que me vaya sin despedirme...
Es que esta vida
me recuerda demasiado a ti.

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