domingo, 13 de diciembre de 2009

Tengo ganas


Tengo tantas ganas de verte otra vez. De un modo u otro, te has convertido en una adicción: sé que me haces daño y aun así te busco. Y no me haces daño tú por ti misma, sino por tu posición hacia mí: ajena , etérea, imposible.

Escucho en ocasiones lo que dices, lo que hablas y siento que quizá imagino todo y eres más terrenal de lo que creía: quizá no eres un ángel. Quizá, solamente eres una mujer más y estas ansias que siento por tener tus caricias, las sientes tú. Pero no puedo saberlo; te idealizo y al ser ideal, no sientes nada, no escuchas nada, eres perfecta y nada más.

Entonces, ¿qué debo hacer? Creo que solamente puedo esperar a que te descuides al danzar flotando en tu nube y resbales o caigas sin quererlo y caigas a mis brazos. Y cuando caigas y te atrape y me mires por fin como este amante que ahora soy y que seré siempre, te tomaré de la mano por el camino de este mundo al que eres ajena; te sonreiré aun cuando tengas tanta rabia que hasta tu hermosa mirada me hiera; te escribiré poemas a diario; te cantaré canciones de cuna para proteger tus sueños; dormiré contigo y soñaré contigo; despertaré contigo cada mañana con un brazo cubriendo tu cuerpo tembloroso de amor; envejeceré junto a ti (no contigo, porque tú eres eterna) y moriré sabiendo que amé a un ser celestial, el único verdadero camino para llegar al cielo.

2 comentarios: